El cristal
Los cronógrafos y relojes Breitling van todos ellos dotados de cristales de zafiro con tratamiento antirreflectante por las dos caras, lo que les garantiza una robustez extrema y una alta calidad de lectura de las informaciones en cualquier circunstancia.
La fabricación del zafiro de síntesis ‒la gema más dura después del diamante‒ requiere profundos conocimientos así como sofisticados medios de producción, y conlleva gran número de operaciones. El tratamiento antirreflectante por las dos caras exige igualmente unos conocimientos y un equipamiento altamente especializados.
El zafiro de síntesis se fabrica a partir de alúmina (óxido de aluminio), y alcanza su punto de fusión a 2.050ºC, con aporte de oxígeno e hidrógeno. Se necesitan una quincena de horas para que se forme el «corindón» (alúmina cristalizada) en el bastoncillo, como si fuese una estalagmita. A continuación, se vuelven a cocer las gemas a una temperatura de 1.800ºC con el fin de estabilizar la materia. Los corindones se cortan mediante unas laminillas diamantadas. Seguidamente, se pule el diámetro con la muela con una precisión de dos centésimas de milímetro y se verifica y ajusta su grosor. La forma abombada del cristal se obtiene mediante esmerilado de las superficies inferiores y superiores.
Tras el biselado de los ángulos, que permitirá una perfecta adaptación a la caja, el cristal de zafiro se pule por las dos caras mediante un procedimiento químico. Seguidamente, se traslada a un local aséptico y se cuece en un horno para aplicarle el revestimiento antirreflectante mediante un método muy elaborado de evaporación al vacío. Este tratamiento por las dos caras elimina el 99% de los reflejos.