Historias
Con motivo de nuestro 140 aniversario, iremos publicando mensualmente relatos que narran las innovaciones más pioneras de Breitling. Estas historias se adentran en las historias jamás contadas que se esconden tras nuestros hitos y narran los avances que transformaron la industria relojera. Cada uno de ellos ofrece una visión de los momentos cruciales que han dado forma a la marca desde 1884.


Project 99
Project 99: el primer cronógrafo automático
En 1966 había una gran demanda de cronógrafos, así como de relojes automáticos, pero hasta ese momento nadie había encontrado la solución para combinarlos. Para superar el reto de la relojería de su generación, Breitling se unió a unos aliados imprevistos: los rivales Breitling y Heuer Leonidas se encargaron de fabricar los cronógrafos; Hamilton Buren intervino como especialista en microrrotorres, y Dubois-Dépraz como experto en fabricar movimientos modulares complejos. Con total secretismo, los colaboradores comenzaron el «Proyecto 99», entrando así en la competición para desarrollar el cronógrafo automático.
Sus diferentes habilidades resultaron ser una combinación ganadora. El 3 de marzo de 1969, los socios presentaron su movimiento de cronógrafo automático, el Calibre 11, en dos conferencias de prensa simultáneas en Ginebra y Nueva York.
El «Chrono-matic», como se le conoció desde entonces, utilizaba un contador de horas a las 9, un contador de minutos a las 3, una ventanilla de fecha a las 6 y la corona colocada a la izquierda en posición destacada. Breitling, Heuer Leonidas y Hamilton Buren fueron los primeros en sacar al mercado relojes cronógrafos automáticos un año más tarde, alcanzando con ello uno de los logros más significativos de la relojería.